sábado, 16 de agosto de 2014

Flores de Bach

Las Flores de Bach son una serie de esencias naturales utilizadas para tratar diversas situaciones emocionales, como miedos, soledad, desesperación, estrés, depresión y obsesiones. Fueron descubiertas por Edward Bach entre los años 1926 y 1934.

El Dr. Bach era un gran investigador, además de médico y homeópata. Experimentó con diversas flores silvestres nativas de la región de Gales, en Gran Bretaña, de donde él era originario, hasta encontrar 38 remedios naturales, cada uno con propiedades curativas para distintos problemas emocionales. A estas 38 flores se les llaman Flores de Bach.

Las Flores de Bach también reciben el nombre de esencias florales de Bach y de elíxires florales de Bach.

Como el Dr. Bach creemos que la curación a nivel emocional tiene repercusiones en otros planos. Una vida afectiva sana y una personalidad equilibrada permitirán que su cuerpo encuentre su propio estado natural de salud.

Su teoría era que las enfermedades físicas tienen un origen emocional, y que si los conflictos emocionales subsisten por mucho tiempo, la enfermedad del cuerpo empieza a aparecer, Sin embargo, al restaurar el equilibrio emocional se resuelve la enfermedad física. Fue de esta forma que desarrolló la Terapia de las emociones.

Después de más de 70 años, las Flores de Bach han sido probadas como un magnífico sistema para tratar los problemas físicos, mentales y emocionales de los seres vivos.


¿Cómo funcionan las Flores de Bach?

El método se basa en el uso de treinta y ocho remedios naturales, derivados de las flores, que inciden sobre las vibraciones energéticas más sutiles del hombre.

Con la asimilación de los remedios, que carecen de efectos secundarios y no interfieren con los medicamentos, se obtiene una mayor resistencia a los trastornos físicos, así como una mayor serenidad y aceptación de uno mismo.

Pero ¿por qué precisamente las flores?, pues porque la vida de la planta se concentra en sus flores y es que la flor donde está la semilla que después vuelve a la tierra para regenerarse de nuevo.

Así, podemos apreciar cómo, al relacionarnos con las flores y la preparación de los remedios, actuamos a través de los cuatro elementos fundamentales que regulan la armonía de nuestro planeta:

-la tierra, que proporciona a la flor apoyo y alimento, y a nosotros nos da conciencia y sostén; sin la tierra, no podríamos existir, por lo menos tal como somos ahora;

-el aire, que nos alimenta; 

-el fuego, que se expresa con toda su fuerza, a través también del sol que nos nutre y nos regenera, y es un elemento indispensable en la preparación de los remedios;

-el agua, que nutre la planta y es determinante para la vida de todo el planeta y también para nosotros, dado que nuestro cuerpo está compuesto en un ochenta por ciento por agua y, además, porque los remedios se preparan utilizando el agua como elemento base.

Así es como toda la naturaleza de los remedios se expresa a través del vínculo con los cuatro elementos que se encuentran en la base de la vida misma y son, por lo tanto, determinantes e imprescindibles.

No existe curación posible si no va acompañada por una actitud mental distinta, por la tranquilidad y la felicidad interior.

La única condición que debe tener en cuenta quien experimenta por sí mismo este método es que aprenda a reconocer honestamente los propios estados de ánimo, asociarlos con los remedios y confiarse a ellos para recuperar el bienestar.

Bach consideraba que estas flores pertenecen a un “orden superior”, por cuanto cada una de ellas canaliza una vibración energética que responde perfectamente a determinadas características del ánimo humano. Las treinta y ocho flores, por tanto, se relacionan con el paciente en función de un intercambio energético que podría definirse como “chispa divina”, o también como “potencial espiritual”, y que se clasifican de acuerdo con este potencial.

Por lo tanto, cuando un obstáculo se interpone entre nuestra personalidad y nuestro potencial espiritual, nuestro campo energético produce una vibración distorsionada que, con el tiempo, puede degenerar y activar un malestar de tipo físico.

El objetivo prioritario de las flores es el de relacionarse con nuestras características básicas, para devolverlas a su primitivo equilibrio y, por consiguiente, y a través de su vibración energética beneficiosa, recordándonos quiénes somos y cuáles son nuestras autenticas potencialidades.

Así, restablecidos, podremos por fin volver a alcanzar aquellas características primarias que forman nuestro bagaje de recursos, y que nos permiten reconocer nuestra unidad y nos confieren integridad.


¿Quien puede tomar las Flores de Bach?

Las flores de Bach pueden ser tomadas por cualquier persona.

No tienen efectos secundarios ni están contraindicadas para ninguna persona o padecimiento. Incluso pueden tomarse junto con otros medicamentos y terapias.

Quizás la única restricción es para alcohólicos, pues las flores de Bach se preparan en una base de brandy con agua. En este caso, hay que preparar las gotas en una base de vinagre con agua. Tanto el alcohol como el vinagre funcionan simplemente como conservadores, por lo que se pueden sustituir el uno por el otro.

Las personas inconscientes o en estado de coma pueden tomar las Flores de Bach a través de la piel, utilizando una crema a la que se le haya agregado tintura de Flores de Bach.

También las personas con enfermedades mentales serias pueden tomar Flores de Bach, pero en estos casos su terapeuta, ya sea psiquiatra o psicólogo, debe de valorar si las toman en conjunción con otros medicamentos o es lo único que toman.

¿Cuando no funcionan las Flores de Bach?

Como en todas las terapéuticas, también en ésta hay cierto número de fracasos, que según el Centro Bach sería del 25% de todos los casos. Éstos pueden ser atribuidos a distintos motivos, a la poca capacidad de quien prescribe los remedios florales para encontrar las verdaderas dificultades del paciente o a la falta de perseverancia por parte de quien los toma. En otros casos, a la falta de un deseo verdadero de mejorar. Personas que no quieren, no van a mejorar. Pero no es necesario creer en esta terapéutica. Actúa igual aunque no se crea, siempre que se tome. De esto da fe el hecho de que hay personas que toman los remedios sin saberlo, como un acto de amor, de afecto, de quien, a pesar del desinterés del sujeto en cuestión, desea que éste mejor.

Si bien una parte fundamental de la terapéutica son las flores de Bach, otra es la entrevista con el paciente. El contacto personal, la posibilidad de sentirse escuchado, no solo oído, la posibilidad de descargar su peso, no puede ser obviado. Diría que la mayoría de los pacientes salen del consultorio diciendo “Ya me siento mejor, aun antes de tomar las flores”.

Algunas personas no se dan el tiempo suficiente para que las flores actúen. Al estilo de “tomo una aspirina y se me va el dolor de cabeza” esperan resultados inmediatamente. Empiezan hoy, y mañana ya llaman por teléfono diciendo que las flores no les hacen nada, quejándose del fracaso de esta terapia.

Los remedios florales actúan lenta y gradualmente. El desequilibrio también se fue instalando de la misma manera sin que la persona lo notara. Aun cuando ya hay signos visibles a veces tarda bastante en querer notarlos. El terapeuta no debe dejarse presionar por el apuro del paciente, ya que dar los remedios con una frecuencia muy alta para que actúen más rápido, fuerza los procesos evolutivos porque desbloquea de golpe. Hay que ser prudente, porque los cambios demasiado rápidos asustan y pueden producir una reacción en relación con su identidad.

En resumen, si tras tomar durante dos o tres semanas las Flores de Bach, no apreciamos ningún efecto, las causas del fracaso del tratamiento pueden ser de diverso orden:

  • La mezcla no era la adecuada: comparemos nuestros síntomas con las descripciones o bien, si hemos usado el método de test, probemos con el intuitivo.
  • Las expectativas eran exageradas: se tiende a veces a no apreciar los pequeños cambios que se producen y a olvidar el malestar que nos ha llevado a recurrir a las flores.
  • Falta de una disposición real que cambiar: en realidad, la disposición es sólo aparente, mientras que en nuestro interior seguimos conservando una actitud cerrada.





Referencias:
http://www.floresdebach.info/index.htm
http://www.floresbach.com/bc_flores/index.php
http://www.bachflower.com